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EL PROFETA DE DIOS WILLIAM MARRION BRANHAM

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Relatos - NO TE OLVIDES DE LA COSA PRINCIPAL


NO TE OLVIDES DE LA 
COSA PRINCIPAL

En una ocasión escuché una pequeña historia de un hombre que era . . . oh, él era pobre y siempre quería . . . (Es como una pequeña fábula. Siempre me impactó en todo caso.) Y un día él cogió una flor. Y la flor era mágica, y la flor le respondió a él, y dijo: “Tú has sido pobre toda tu vida”. Le dijo: “Ahora, pide lo que quieras y se te dará”.
Dijo él: “Que esa montaña allá a lo lejos se abra, y que yo pueda entrar y encontrar oro en la montaña”. “Bueno”, dijo: “Tendrás que llevarme contigo adondequiera que fueras”, ¿ven? “Tendrás que llevarme contigo, para que donde yo esté, entonces puedas pedirme lo que quieras”.

El subió a la montaña, y la montaña se abrió, y entró. Y los estantes estaban llenos de oro y diamantes, según cuenta la pequeña fábula. El puso la flor sobre una mesa, o mejor dicho, sobre una piedra, y corrió y agarró una gran piedra preciosa. Y dijo: “Debo ir a mostrarle ésta a mis amigos. Y ahora soy un hombre rico. Yo tengo todo ahora. Tengo que mostrar ésta”. 
Y así que la flor habló y dijo: “Se te ha olvidado lo principal”. Así que él se regresa corriendo otra vez y coge . . . dijo: “Bueno, quizás coja un pedazo de oro; coja un pedazo de plata”. Y así que dijo: “Saldré de prisa para decirle a la gente qué tan rico soy, con todo lo que tengo”.
Y llegó a la puerta y la flor le dijo: “Pero olvidaste lo principal”.

Así que, se regresa corriendo otra vez. Dijo: “Aquí adentro encontramos todo tipo de materiales”. Así que, él cogió una piedra. Dijo: “Yo llevaré esta piedra y le mostraré a la gente de qué piedra está hecha esta montaña, para así poder encontrar mi regreso a ella”, ¿ven?
Y él empezó a salirse y la flor le dijo, por la - por última vez: “¡Se te ha olvidado lo principal!”
“Oh”, dijo él” “¡oh, cállate!”
¿Ven?, él ya no quiso oírla más: “Olvidaste lo principal”. Y salió. Y al hacerlo, la puerta se cerró detrás de él con la flor adentro. Lo principal era la flor, ¿ven? Lo principal era la flor.

VEN Y SÍGUEME, TUCSON, AZ 63-0601

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Extractos III - Verdadera Medicina


Verdadera Medicina

26y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Exodo 15:26


El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias...
Salmos 103:3

Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; El hiere, y sus manos curan.
Job 5:18

Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
Jeremias 30:17


Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyeron pesadamente,
Y sus ojos han cerrado,
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y entiendan de corazón,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
Hechos 28:27

No hay sanidad en el hombre, no hay sanidad en la medicina. Yo le probé eso la otra noche, que no hay sanidad en la medicina, ella no reclama sanar. Es un remedio que nos mantiene limpios mientras Dios sana. La medicina no construye el tejido, no puede soldar un hueso, la medicina no puede sanar una herida o una cortada. Seguro que no, eso sólo lo mantiene limpio mientras Dios lo sana. Dios hace la sanidad. Y la medicina sólo conserva eso limpio. Un doctor le dirá lo mismo. El dijo: "Yo Soy el Señor que sana todas tus enfermedades". Cada enfermedad es sanada por Dios, la medicina sólo lo conserva limpio mientras Dios hace la sanidad. Ahora los remedios lo mantienen a Ud. quieto y etc. La aspirina aquieta sus nervios y etc. mientras Dios hace la sanidad.
Ahora note, en este gran viaje, Dios había dado esta promesa que El cuidaría de ellos y lo hizo. El tuvo que sostener Su Palabra. Así que El... esta serpiente que fue levantada sobre el poste representó a Jesús. Ahora, la gente miraba a la serpiente y creía que Dios la había erigido y ellos eran sanados. La serpiente no podía orar por ellos. Ahora, ellos miraban y vivían. Y si bajo el tipo, si ellos podían mirar y vivir, ¿cuánto más nosotros deberíamos hacerlo que aún oramos uno por el otro para vivir...
55-1008 (o) Resultados De Decisión 

261  El dijo: "Ahora, Uds. me han hecho una pregunta, '¿Sanidad divina?' ¿Qué quieren decir, milagros o-o sanidad?" El dijo: "Sanidad, ciertamente. Ud. ora por el enfermo", y dijo, "el enfermo sana. Entonces, hay un milagro, y se desvanece allí delante de uno". Dijo: "Cualquiera de esos". Dijo: "Yo ciertamente creo en eso. Pero", dijo, "ahora, estos en cultos sin Sangre, tal como Unitarios y Ciencia, y cosas como esas", dijo, "yo no acepto eso. Pero la Sangre de Jesucristo sanará, en cualquier tiempo". ¿Ven? Ahora, ese era un doctor en medicina. ¿Ven? Y ellos saben eso.
 262  Y, entonces, Dios puso a algunos en la Iglesia para orar por los enfermos. Dios puso algunos en la Iglesia para enseñar. Algunos para ser diferentes cosas. ¿No es eso correcto? El hace eso. Y, por medio de esto, El da algunas veces diferentes dones a personas. Que no tienen nada que ver con ello, nada que ver con la salvación de su alma.
263  Pero, en esto, sabiendo que El me llamó a orar por la gente enferma. Yo sólo quiero-quiero, para que tengan confianza; y Dios sabe, en mi corazón, que no lo quiero decir personalmente. Pero yo sólo quiero mostrarles algo. Miren a través del país, lo que ha sucedido. Sólo trazándolo en-en su...un cuadro mental en su mente, unos cuantos minutos.
264  Sólo miren lo que aconteció aquí el otro día. Todos Uds. oyeron acerca de esa zarigüeya allá en la jungla allá, salió de allá, mordida por los perros o algo, toda hecha pedazos. ¿Y por qué Jehová Dios haría, a algo que ni siquiera tiene un alma, una ignorante zarigüeya, y traería a esa zarigüeya y la pondría allí en mi puerta? Y yo, tan tonto, al grado que no lo sabía. Ella estuvo allí veinticuatro horas, y yo estaba sentado en mi cuarto. El dijo: "Como una dama, ella ha estado veinticuatro horas, para que tú ores por ella, esperando su turno, y todavía tú no lo has hecho". Y la pequeña Rebeca estaba allí en la parte de atrás.
265  Y yo salí, y yo dije: "Padre Celestial, Tú perdóname. Yo no sabía eso. Entonces, yo pido que Tú sanes esta zarigüeya". Eso es todo lo que dije. Y la zarigüeya se levantó y me miró, juntó a sus bebés, como si dijera: "Gracias, señor", aun sin cojear, salió andando directamente por la puerta y al camino. ¿Ven? Una ignorante zarigüeya. Ciertamente. Dios la guió allí. ¿No lo creen? [La congregación dice: "Amén"-Ed.]
56-0101 (t) ¿Por Qué La Gente Es Tan Fluctuante?

No hay una medicina en el mundo que pueda ayudar a los nervios. Si usted toma medicina para asentar sus nervios, eso lo pondrá doblemente peor que cuando lo dejó. No hay remedio para el nerviosismo, pero yo estoy contento de que hay una cura. Usted sabe, yo he sufrido eso también. Hay una cura, no un remedio, una cura, una doble cura. En mi sermón ayer por el radio fue de "El error de liberación." El predicador golpea tan corto de eso así como lo hizo Joash, él podía haber golpeado más.
Pero mire hermano y hermana, el remedio es Cristo. O yo pudiera decir eso en el púlpito detrás de este pequeño edificio aquí... pero es tan sagrado como cualquier otro púlpito para el Evangelio, ha sido dedicado para Dios. Nosotros somos gente pobre. Pudiera ser que no tenemos un algo dorado sobre la tapa, pero el Espíritu Santo ha venido aquí y ha hecho grandes cosas por nosotros.
56-0610 (o) Perfección @

260 Cualquiera que sea sensato hará la misma cosa. La gente no puede entender que la medicina es enviada de Dios. Pues, hermanos, si no lo es, entonces es del diablo. Seguro, así es. Dios está donde la medicina no alcanza. Ciertamente. La medicina es de Dios. “Bien”, dice Ud., “conozco muchos doctores que son...” ¡Oh sí, y yo conozco a muchos predicadores que son de la misma manera también! No es el hombre que lo maneja, es lo que es. Conozco a muchos hombres que manejan la Palabra de Dios que no creen en sanidad Divina, ni siquiera creen en Dios. Cierto. Pero la manejan de todas maneras. Hay muchos hombres allá con medicina y cirugía y cosas que niegan a Dios y todo lo demás, pero hay muchos también que creen en El. Si eso le ayuda a las personas, es de Dios. Yo no tengo que tomar aquel carro y manejar hasta mi hogar esta noche; yo puedo ir a pie si quisiera hacerlo, pero Dios me hizo un carro, así que le agradezco a Dios por eso. Todas estas cosas vienen de Dios, pero úsenlas sensatamente; no se vuelvan locos con ellas. ¿Ven?
62-0601 (v) Poniéndonos Al Lado De Jesús   Jeff  

48 A menos que el mundo se arrepienta, perecerá. Y confesión es lo que el mundo necesita hoy, es una honesta confesión. Es como la medicina para la enfermedad. Todos podemos leer en la botella qué clase de medicina es y qué enfermedad cura. Pero, usted sabe, leer las instrucciones. Voy a aplicar eso para asemejarlo a la Biblia; nuestras escuelas y seminarios pueden leer toda la Palabra. Pero, usted sabe, solamente leer las instrucciones y cómo tomarla, no cura la enfermedad. ¿Ve? Es tener la medicina, al punto que tiene que ser tomada. Así que un hombre puede decir: “Yo soy un teólogo. Ahora, no me hable, acerca de tal y tal, yo conozco las Escrituras. Yo sé que la Biblia habla así y así, que...”
 49 “El que oye Mi Palabra”, San Juan 5:24, por ejemplo. “El que oye Mi Palabra y cree al que me envió, tiene Vida Eterna”. La versión del Rey Jaime lo coloca como “sempiterno”, lo cual es “eterno”, correctamente. “Tiene Vida Eterna porque él ha creído”. Mucha gente dice que ellos creen. Ahora, eso es verdad. La Escritura está correcta. Estoy leyendo la Prescripción; estoy leyendo lo que es la Prescripción y el Antídoto para mi pecado, pero, ¿puedo tomarla? ¿Puedo creer? Yo pudiera decir que creo, pero, ¿yo creo? Eso es lo que sigue. Solamente leerla y saber las instrucciones no curan la enfermedad. El problema es que (en nuestro caso) no aceptásemos lo que el Remedio dice que hagamos. Tenemos el Remedio pero no lo tomamos. Decimos que lo hacemos, porque podemos leerlo; pero realmente tomarlo, no lo hacemos. Fíjese, el Evangelio es de la misma forma que la medicina, en este caso. Si el paciente... Y ha sido probado que el remedio cura al paciente, y el paciente lee todo acerca del descubrimiento de esta droga, y conocen cada onza de la medicina que hay en ella, conocen todo del nombre del científico que encontró esta cierta droga, como la vacuna Salk y así las demás... Si nosotros conocemos toda palabra acerca de ello, pero rechazamos tomarla, no nos ayudará. Fíjese, no nos ayudará.
63-0721 (e) Él tiene cuidado. ¿Lo tienes Tú?

80 El dijo, "Durante el tiempo de la depresión, mi hijo aquí estaba en el almacén". Dijo, "El estaba esperando a un joven, al cual habían enviado a la línea, por medicina". Y dijo, "Un hombre vino aquí y traía a su esposa, una mujercita, que usted podía mirarla y saber que casi estaba lista para dar a luz, en cualquier momento". Y prosiguió, "Ella no podía sostenerse en esa línea ya más, así que él trajo a su esposa a la puerta, y sólo la recargó sobre su hombro". Y dijo, "Mi muchacho fue y le dijo, '¿Puedo ayudarle?'. 'Sí', dijo él, 'Aquí está la receta del doctor. Pero quiero aclararte que no tenemos aún el dinero, lo obtendremos del gobierno, pero mi esposa no puede soportar ya más. El doctor le dijo a ella que tenía que tener la medicina ahora mismo'. Y dijo, 'Si tú le das a ella la medicina, yo iré ahora mismo allí y me pararé en la línea hasta que pueda obtener el dinero del gobierno'." Y el muchacho dijo, 'Señor, lo siento. Eso está en contra de nuestras reglas dar la medicina sin dinero'. Usted sabe cómo eran esos tiempos en esos días. y le dijo, 'Lo siento por ella, pero no puedo hacerlo'".
 81 Dijo, "Yo estaba sentado allí leyendo el periódico. Y miré hacia arriba y algo extrañamente avisó a mi corazón". Dijo, "Yo caminé y le dije, 'Espera un minuto, hijo, espera un minuto'. Entonces el hombre comenzó a salir por la puerta, él dijo, "bueno, muy bien, hijo' ¿Qué fue eso?' El dijo, 'Bueno, es que este hombre…' Y entonces comenzó él a explicarme". El dijo, "Déjame ver la receta". Dijo, "Sólo espera un momento, hijo, yo te conseguiré la medicina". Dijo, "Yo fui atrás y leí la receta que el doctor había escrito en ese papel. Y fui allí y ellos no tenían ese dinero. Entonces se las di no sabiendo si lo cobraría o no, pero solamente pensé que lo cobraría. Yo estaba seguro que lo recibiría". Y dijo, "Billy, cuando puse esa medicina en la mano de esa mujer, era el Señor Jesús". Dijo, "Vi un hombre parado allí". Y él dijo, "Yo leí más tarde que la Escritura dice, 'Por cuanto lo has hecho a uno de estos Mis pequeñitos, lo has hecho a Mí'". El dijo, "Billy, ¿Qué les sucedió a mis ojos? ¿Realmente lo vi?". Le dije, "Sí Señor. Yo lo creo. Creo que has cumplido tu deber como un farmacéutico, en una emergencia como esa. Jesús dijo, 'Por cuanto lo has hecho a otros, lo has hecho a Mí'. Yo creo eso"
 82 Y creo la misma cosa hoy, aquí mismo está presente con este pueblo, que Jesucristo pueda manifestarse a Sí Mismo la Palabra hecha carne entre nosotros en esta tarde. ¿Lo creerán ustedes? [La congregación dice, "Amén".-Editor] Dios les bendiga.
65-0117 (o) Paradoja @


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Relatos - LA MUJER SUNAMITA

LA MUJER SUNAMITA

Yo recuerdo cuando venía de Chattanooga una noche; y el avión estaba descompuesto en-en-en Tennessee, allá en Memphis. Me pusieron allá en aquel hotel grande y hermoso. Me llamaron, y dijeron: "Su avión va a salir a las siete de la mañana siguiente".

Y estaba llevando algunas cartas al buzón; regresando a casa, escribiéndole a algunos de mis amigos. Y mientras iba, el Espíritu Santo dijo: "Sigue caminando". Yo sólo seguí adelante, llegué al barrio de la gente de color. Yo estaba allí parado, pensé: "¡Oh! Oye, es hora de que ese avión salga. Y el spíritu Santo seguía diciendo: ""Sigue caminando". Así como lo hizo allá en el bosque el otro día, Uds. saben. "Sólo sigue caminando". Así que seguí caminando.

Sucedió que miré muy allá, en una de aquellas pequeñas chozas donde la gente de color estaba viviendo, pobres, allá a una anciana Tía Jemima, muy típica, con una camisa de niño amarrada alrededor de su cabeza, recargándose en la ... así...Y yo iba por allí cantando: Soy de El, soy de El, es mi gozo el decir que soy de El, joh aleluya! (¿Y qué quieres Señor?) Soy de El, soy de El, (¿Creen Uds. en ser guiados por el Espíritu? Sí, seguro). Es mi gozo el decir que soy de EL Ya hace como catorce años.

Ella miró por encima de la cerca. Yo estaba como, oh, a una media cuadra de ella, y yo vi a esta sefiora anciana de color, con su mirada fija en mí, Uds. saben. Yo sólo seguí, dejé de cantar, empecé a caminar por allí. Me acerqué a ella, había grandes lágrimas en aquellas grandes mejillas abultadas; ella me miró, dijo: "¡Buenos días, pastor!" Y me volví, dije: "¿Cómo está Ud., Tía?" Y ella dijo ... Yo me volví, ella se estaba riendo, y esa gran sonrisa en su rostro. Yo dije: "¿Cómo sabía Ud. que yo era un pastor?" Allá en el sur, Ud. sabe, un predicador, es un "pastor". Dije, yo dije: "¿Cómo sabía Ud. que yo era un pastor?" Ella dijo: "¡Yo sabía que Ud. iba a venir!" Y yo dije: "¿Cómo supo Ud. eso? ¿Me conoce Ud. a mí?" Ella dijo: "No, señor". Y ella dijo: "Yo sabía que Ud. iba a venir". Dijo: "¿Ha oído alguna vez la historia de la mujer Sunamita? Yo dije: "Sí, señor". Y ella dijo: "Bueno", dijo ella, "yo soy esa clase de mujer". Ella dijo: "Y el Señor me dio un bebé, y yo le dije a ella-le dije a El que yo lo criaría". 

Dijo: "Yo soy una mujer pobre. Yo lavo y trabajo para la gente blanca para ostenerme". Ella dijo: "Y El me dijo que El-El me daría el bebé, y yo le dije que yo lo criaría". Dijo: "Lo he criado lo mejor que sé hacerlo", pero dijo, "pastor, él se metió entre malas compañías. El contrajo una enfermedad, y no sabíamos nada al respecto hasta que llegó a un estado avanzado. Y él se está muriendo, allí adentro, en la cama". Dijo: "El ahora ha estado inconsciente, por dos días. Y el doctor vino y dijo: 'Eso ya se comió el corazón y demás, se metió en el torrente sanguíneo, tanto que lo añó; así Dijo: "Yo oré, dije, 'Señor, Tú me diste ese bebé', y dije, 'como Tú hiciste con la mujer Sunamita'. Dije: '¿Dónde está Tu Elías? ¿En dónde está ... ?' Dije: 'Bueno, ¿dónde-dónde hay algo que me ayude?'" Y dijo: "Me quedé dormida de rodillas". Y ella dijo: "Soñé y el Señor me habló", y ella dijo, "sal y párate al lado de la puerta. Y va a venir un hombre por la calle, usando un pequeño sombrero de color marrón claro y un traje oscuro" El dijo: "El hablará. contigo". Y ella dijo: "He estado parada aquí desde antes del amanecer". Y su espalda estaba mojada del rocío. Y ella dijo: "Y yo lo vi venir con ese sombrero de color marrón claro", dijo ella, "pero Ud. debería estar cargando una maletita". Yo dije: "La dejé en el hotel". ¿Ven? Y yo dije: "Está enfermo su hijo?" Dijo: "Se está muriendo". Yo dije: "Mi nombre es Branham". Yo dije: "¿Me conoce Ud.?" Ella dijo: "No, señor, Pastor Branham, yo-yo nunca he oído de Ud." Yo dije: "Yo oro por los enfermos". Ella no estaba interesada en eso. Ella no quería que su muchacho muriera como un pecador. que la cosa que le dan ya no le ayudará ahora"'. Y dijo: "Se está muriendo". Y dijo: "Yo no puedo soportar verlo morir, como un pecador". Y dijo: "Oré y oré", dijo, "oré toda la noche". Dijo: "El está inconsciente, él no sabe nada". Dijo: "El no ha sabido nada por dos días".

Yo entré; tenían allí una puerta vieja con la punta de un arado colgando en ella para cerrarla ( quizás muchos de Uds. norteños no saben lo que es), pero es para mantener cerrada la puerta. Y entré en una pequeña, diminuta casa, vieja, como de dos cuartos (se miraba como la pequeña ... como lo que llamamos una pequeña "casa de escopeta"), colocada allí; hay un cuarto aquí, y ése es la sala, recámara, y todo junto; y la cocina allá atrás. Cuando entré ... Era un lugarcito blanqueado, y agradable, con tiras de madera en los lados, y tablilla. Por tanto ... No, yo creo que ella tenía papel de brea [Papel especial que se usa para impermeabilizar techos.-Trad.] arriba en el techo, yo recuerdo haber visto esas grandes burbujas, como del rocío, encima de él. Luego cuando entré, había un letrero colgado allí en la puerta, decía: "Dios bendiga nuestro hogar".

Aquí en la esquina estaba una cama, y otra aquí. Allí estaba acostado un hombre muy grande (no había ni una alfombra en el piso), un muchacho muy grande, un tipo muy grande y bien parecido acostado allí. Yo creo que él pesaba como ciento setenta o ciento ochenta libras [como setenta y siete u ochenta y un kilos.-Trad.], medía cerca de seis pies [cerca de un metro con ochenta y tres centímetros.-Trad.]. Y él tenía la cobija en su mano, haciendo: "Mm. Mm". Y ella dijo: "¡El bebé de mamá!" Y yo pensé: "El bebé de mamá" . Y sin embargo él tenía una-él tenía una enfermedad social, sífilis. Y él-él se estaba muriendo. Y ella lo besó en la frente, y le dio una palmadita de esta manera, dijo: . "El bebé de mamá". Pues, mi corazón se conmovió. Pensé: "Sí, no importa qué tan profundo esté Ud. en pecado, Ud. todavía es su bebé". Luego pensé: "¿Ven?, no importa qué tan mal él estuviera, todavía era 'el bebé de mamá"'. Y yo pensé: "Dios dijo: 'Una madre pudiera olvidarse de lo qt'.:te dio a luz; pero Yo nunca te puedo olvidar, porque tu nombre está grabado en la palma de Mi mano'". ¿Ven? ¡Cómo podría ser!

Miré a la pobre santa caminando por ahí. Uno podía notar, hermano, que ella no tenía nada en la casa; pero ella tenía algo en la casa que toda casa en Indiana y en todas las demás partes deberían tener en ellas, y eso es Dios. Yo prefiero tener eso que tener una gran casa fina con cuadros indecentes de mujeres, y todas estas cosas vulgares y obscenas.

Una Biblia vieja estaba allí donde la habían abierto, con las viejas páginas arrugadas ... La miré a ella. Y ella dijo: "El pastor vino para orar por ti, cariño". El dijo: "Mm. Mm. Está oscuro. Mm". Y yo dije: "¿Qué está diciendo?" Ella dijo: "El no sabe. El doctor dijo que: 'El está fuera de sí"'. Dijo: "El piensa que está allá en un gran mar en alguna parte, y está remando un bote, y está perdido". Y dijo: "Eso es lo que no puedo soportar, pastor: saber que mi niño se está muriendo, perdido". Y ella dijo: "Yo sé que Ud. vino para ayudarme, porque el Señor así me lo dijo". Y o dije: "Voy a orar por él", y yo dije, "quizás el Señor lo sane". Ella no estaba interesada en eso, ella sólo quería que él se levantara y dijera que él estaba salvo. Eso era todo, con tal de que fuera salvo. No importaba, él tenía que irse de todas maneras algún día, así que; ¡con tal de que él fuera salvo! ¡Oh, si tan sólo pudiéramos tener esa actitud! Ese Hogar Eterno allá, ella sabía que ella iba a vivir con él otra vez entonces. Dijo: "Si pudiera oírlo decir que es 'salvo"'. Y o dije: "Vamos a inclinarnos".

Y ella se arrodilló. Y yo cogí los pies del él, y sus pies estaban muy fríos y pegajosos. Y yo no podía cubrirlos con la cobija, una pequeña-pequeña cobija delgada que ella tenía sobre él allí; y sólo tenía puestos sus calzoncillos, Uds. saben. Y así que él...Y él estaba jalando eso hacia atrás de esta manera, pensando que él estaba en él. El agarró eso, y pensaba que él estaba remando. El seguía diciendo: "Está tan oscuro, Mm. Mm. Está tan oscuro". Entonces ella trató de hablarle; y él sólo seguía diciendo: "Está oscuro y frío", jalando. Luego yo-yo la miré a ella un poco, y ella se arrodilló allí, y yo le dije: "Tía, ¿nos guía Ud. en oración?" Ella dijo: "Sí, señor. Solamente ella, y yo, y el muchacho, y el Espíritu Santo en el cuarto, eso es todo. Esa santa anciana oró. ¡Oh! Cuando ella habló con El, uno sabía que ella ya había hablado con El antes. ¡Sí, señor! Ella sabía con quién estaba hablando.

Ella dijo: "Señor, yo no sé lo que Tú vas a hacer", dijo ella, "pero todo está así como Tú lo dijiste". ¡Oh, hermano! ¡Oh! Estoy tan contento. Estoy tan contento de que El todavía es el mismo Jesús que estuvo allá con aquellos santos allá. El todavía es el mismo Jesús hoy. Y yo no le pregunté acerca de su religión, si ella era Bautista, Pentecostal, o qué. Ese no era asunto mío. Yo sólo estaba-estaba siguiendo al Espíritu Santo, y ella estaba haciendo la misma cosa. Queríamos ver lo que El iba a hacer. Así que nos arrodillamos, y ella comenzó a orar. Cuando ella terminó de orar, ella se levantó y besó su cabeza, dijo: "Dios, bendice a mi bebé". Y luego ella dijo: "Ahora, ¿va a orar Ud., pastor?" Y yo dije: "Sí, señora". Y en ese momento eran como las ocho y media, quizás quince para las nueve, y yo estaba a dos millas [tres kilómetros y doscientos metros.-Trad.], del lugar, y-y el avión partía a las
siete; y no sabía cuándo iba yo a poder salir. Así que puse mis manos sobre sus pies, yo dije: "Padre Celestial, yo no comprendo esto. Y Tú ... yo-yo debía de haber abordado un avión hace rato, hace casi una hora y media. Tú me seguías diciendo: 'Camina', y ésta es la única cosa que he encontrado hasta ahora. Y ella dijo que Tú ... ella me vio venir. Si ese-si ese eras Tú, Señor, entonces yo no sé qué hacer sino sólo poner mis mano sobre el muchacho".

El dijo: "¡Oh, mamá!", dijo, "ahora ya empieza a haber luz aquí". Y como cinco minutos después de eso, él estaba sentado a un lado de la cama, con sus brazos alrededor de su mamá. Yo me salí, corrí hacia allá y tomé un taxi, y corrí al hotel y tomé mi maleta. Y pensé que iría para allá y que esperaría; quizás tuviera que esperar uno o dos días en aquellos días. Uds. saben qué tan duro era en ese entonces después de la guerra, para conseguir un avión allá, así que pensé: "Voy a tener que esperar un par de días". Y me subí al taxi y me dirigí hacia allá, al aeropuerto. Tan pronto como llegué allá, él dijo: "El vuelo número 196 para Louisville, Kentucky, ahora va a partir".

Dios retuvo ese avión en tierra por mí, de esa manera. ¡Oh, yo lo creo! Como dos años después de eso, yo iba en el tren, iba para Arizona, a una reunión allá, adonde el Hermano Sharrit. Y así que me iba a juntar con el Hermano Moore y los demás. Y entonces cuando fui para allá, yo paré allá en Memphis. Y el tren entró en la estación, como todos saben cómo entra en la estación yendo hacia el oeste de esta manera, y luego retrocede al salir y toma la plataforma giratoria y cambia. Y esos emparedados en el tren, quieren como sesenta centavos por cada uno de ellos. Y yo los puedo comprar por diez, quince centavos, Uds. saben, afuera en otro lugar. Así que yo esperé hasta que se detuviera el tren, para comprar algunos emparedados.

Iba a comprar una bolsa llena de hamburguesas, y en verdad tener un jubileo yendo para allá. Así que me bajé aprisa y corrí por allí rápidamente, para llegar a un puesto de hamburguesas; mirando alrededor; iba a detenerse allí como por treinta minutos. Y así que yo-yo comencé a comprar algunas hamburguesas, y oí a alguien decir: "¡Hola, pastor!" Y miré alrededor, y un matelerito estaba parado allí parpadeando sus ojos, Uds. saben, dijo: "¿No me conoce, verdad?" "Yo creo que no, hijo". Se acercó, y dijo: "¡Míreme bien!" Y yo dije: "¿Sí?" Yo dije: "Yo no creo que lo conozco". El dijo: "¡Yo lo conozco a U.d.!" Dijo: "¡Ud. es el Pastor Branham!" Y yo dije: "Sí, eso es correcto". Yo dije: "¿Ha estado en una de mis reuniones?" El dijo: "¡No, señor!" Dijo: "¿Recuerda Ud. aquella mañana que Ud. vino a la casa y mi mamá ... ?""¡Oh!"Yo dije: "¡Ud. no es él!" Dijo: "¡Sí, yo soy! ¡Sí, yo soy!" El dijo: "Pastor", dijo, "yo estoy sano completamente, y bien. ¡Y no sólo eso, mas ahora soy Cristiano!" ¡Alabado sea el Señor!

LA EDAD DE LA IGLESIA DE TIATIRA, JEFFERSONVILLE. IN 60-1208
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